jueves, 28 de enero de 2010

Sueño VII

Esta cordura hambrienta de cuerpos sin disfraz
pretende instalar su tiranía sobre mi ánimo.
Quieren las colosales columnas del recuerdo
sellarse en círculos donde el olvido no crezca.
Tengo un dolor sin daño en ninguna parte,
este dolor me tiene en el pecho izquierdo
donde antes debía sentirse con delicada mano el hombre.

Contemplo el rudimento con que vivo
me doy cuenta de que sería mejor
abatir la ruina de un corazón hecho en invierno.

Las calles habrán de deshacerse de este equipaje
otros rostros transitaré para seguir siendo joven.


Elena Conchello.

10 comentarios:

  1. No sé si sería mejor lo contrario: locura satisfecha... Me da miedo...
    Te acompaño.

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  2. Trasmites con mucha fuerza..
    besos

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  3. Siempre sincera e intensa.
    ¿Quién traerá a la Primavera?
    ¡Sólo el Invierno!
    Un saludo afectuoso.

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  4. Gracias Suso,a la fuerza del lenguaje atribuiria el mérito, su certera estacada!!!
    Agradezco tus palabras y tu compañía, hasta la próxima.

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  5. Querido Mateo, me entusiasma que dediques esos atributos al poema,y tenerte por aquí siempre es una alegría, gracias.
    Hasta la vista.

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  6. La joventud hambrienta de cordura..
    Bellísimo sueño y bellas letras.

    Salud.

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  7. Elena: Con 44 golpes (algunos dicen primaveras) he llegado a la conclusión de que es mejor olvidarme que fui joven y agraciado. Viviría uno en eterna derrota e insatisfacción. Sería una burrada preguntarte tu edad, pero no hace falta: estás joven físicamente hablando, pero ya en tu buen poema lamentas, sabes, la juventud es lo más efímero del mundo.

    Gracias por dejar tu opinión de mis humildes líneas. Escucha: cruzaste El Charco y viniste a mis montañas a ver algo de mi alma. Se te agradece.

    Un abrazo fraterno en Amistad y Poesía verdaderas,

    Frank Ruffino.

    P.D. Otra cosa: mi padre murió de 90 hace tres años, y siempre tuvo su espíritu más joven que en su juventud, así de sorprendente. Y vivió mucho y tuvo motivos (pero fue optimista sin cura) sobrados para hacerse amargado y viejo por su vida tan dura, con decirte que fue sacado de su casa por los republicanos a los 19 años para luchar de "carne de cañón" en la Revolución del 36 contra los franquistas. Fue herido en Teruel: una bala le pasó limpiamente por su muñeca izquierda sin dejarle secuelas. Hasta un año antes de morirse (un cáncer silencioso y traidor lo tumbó en tres meses) daba vueltas en unas argollas de hierro. También fue físicamente joven, ejercitó su cuerpo siempre, por eso no fue un viejo viejo. Pero qué decir: lo mismo mi madre canaria de 83.

    Tengo modelos a seguir, aunque algunas veces esto de la bohemia y la poesía acaban con uno antes de tiempo.

    Sirva este comentario para infundir valor y esperanza en quien los lea. En el archivo de octubre de 2009 colgaré hoy una foto de mi padre danto vueltas en unas argollas a sus 89 años.

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  8. Estimada Elena,
    bello y desgarrador este poema, me hace recordar que siempre el dolor es más grande que el hombre y aún así debe caberle en el pecho...

    Un abrazo!

    JCO

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  9. Hola Frank, al contrario el cuestionamiento de la juventud es para pensar en otro tipo de tiempo, la bohemia y la poesía en mi caso son herramientas para poder transformarlo en un tiempo nuevo. Espero ver esa fotografía, gracais por tus palabras, un abrazo.

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  10. Juan Carlos así es, el dolor, la pérdida, la renuncia, cabrán en el pecho si gracias a la poesía produzco sus cauces.

    Sufro porque escribo y me doy cuenta de mi condición mortal, y esto ya no es sufrir, sino mirar todo diferente.


    Un abrazo, gracias por dejar tu amistad en esta ventana.

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