lunes, 25 de abril de 2011

Sueño XXVIII

Afortunadamente ni ego

Nunca acepté los confines de la tierra en la sangre enterrada
nunca los errores mortales de la locuaz e irreverente política y su gesta.
Reto a un enjambre de polifónicas mentiras
me tragan en la opinión, y se rebelan, melifluas, abaratadas.
Peleo, sí,
con la tiranía de los dientes en una media luna insobornable en mi cara.
Peleo, sí,
en la inmediatez de la herida y su poso vencido de agotamiento.
Sin contagio no habrá con que echar de comer a los ojos de la historia
contagio es nuestra senda, mujer inacabada.