domingo, 13 de noviembre de 2011

Sueño XXXIV

"Si tu pudieses saber a través de mí...entonces aprende de mí, que tuve que permanecer totalmente expuesta y perder todas mis maletas con sus iniciales grabadas"

Clarice Lispector del libro La pasión según G.H.



A ciegas, en la inmensidad de las calles
con mi piel a cuestas.

¿Cuánto lejos puedo escuchar?
¿Cuáles fueron los intersticios por dónde escapé de él?

La luz que procedía de lo que antes se anclaba a mis pasos,
hoy es inmensamente frágil.
¿Dónde debo derramarme para dejar de ser quien era?

Para qué volver atrás si mi tren ha partido en marcha y conmigo en sus baúles.
Para qué salvarte si ya eres mi brazada más salvaje contra la vida.

Afróntame sin cuerpo, sin ideales.
Afróntame vacía para que vuelva a llenar mi equipaje.

Elena Conchello.

martes, 1 de noviembre de 2011

Sueño XXXIII

Hay días donde todas las verdades del hombre, aúllan sin piedad en mi mente y sólo me dejan un despertar vencido por la fuerza de su mensaje.


Ni tan sólo un ruido al marcharte
sólo un atrás en adelante
como quien nadara sin corriente,
huecos intentos de una orilla a otra
eres otro que jamás alcanzaré.

Despierto lentamente
en este laberinto donde un para siempre nos dejó sin frutos.
No sé decirte,
cuales ramas de mis huesos se han secado
cómo me podré ayudar,
hacer ese gesto con simpleza
y no caer en ningún nuevo juego
seguir ardiendo de las ramas secas
y limpiarme los sentidos de estos ojos muertos.


Elena Conchello.

domingo, 23 de octubre de 2011

Sueño XXXII

"No estoy aquí porque quiera darte lecciones, sino por otros motivos, porque también yo estoy aprendiendo, con dificultad. Pero ya son demasiados los que están cansados. Mi alegría es áspera y eficaz y no se complace en sí misma, es revolucionaria.
Todas las personas podrían tener esa alegría pero están demasiado ocupadas en ser corderos de Dioses
"

Clarice Lispector, del libro "Aprendizaje o el libro de los placeres".

Mi mano es más pequeña, más delicada
es una herramienta lenta ante el hombre y la escritura.
Estoy dentro, es constante.
Sácame de esta concentración que muerde.

-Qué bien lo haces,
llega El fin…
no podré seguir escribiendo
lo dejo todo en tus manos.

-Yo lo hago por ti.
Sólo dime, ¿dónde?
¿en las máscaras?
¿en mis heridas?

-Soy una respuesta:
darnos con la condición de no olvidar humanizarnos.

-Te aprieto.

-Así no conseguirás que me vaya.

-Afuera llueve,
déjame al menos la huída y mezclaré mi yo, con tus otros yo,
crearé otra lluvia con la cual jamás limpiarnos.

-¿Y yo?

-Estás por encima de ti.
Tú me enseñas acarreando tus viejas batallas.

-Sabiduría. ¿Duele?

-Puede, y a veces, es cruel.

-Difícil, se habla y se dice lo contario,
nos perdemos y buscamos infatigablemente
aunque el hombre se mienta.
Yo reconozco límites imposibles
en las fronteras de nuestra libertad.

-No te asustes.

-No me asusto, te sostengo,
pero intento entender de otra forma,
transcribirnos y escuchar.

Tardaré una vida en enlazar los elementos y oponerlos
tardaré en probarte con otra ambición que no sea volar.


Elena Conchello.

domingo, 31 de julio de 2011

Sueño XXXI

Quedar despierta en las iniciales
absorber una pequeña porción de agua.

Quedarse quieta.
Beber sin miedo del hedor peligroso de los huesos.

No precisar cuándo.
No precisar.

Acogerme a este descanso
a esta engañosa elucubración del tiempo.

¿Y ella?

Ella sigue atrapada
entumecida por la luz
acobardada para el futuro.

A veces es lo perdido
lo indefinido que me rodea
y no recuerdo su nombre
no recuerdo sus símbolos.

Y busco en la carne su inclinación
y no repetirla
y servirla con mi propia vida.


Elena Conchello.

viernes, 8 de julio de 2011

Sueño XXX

La vida se vengaba de mí.
Y la venganza consistía sólo en regresar.Nada más.

Clarice Lispector



Hablas, me hablas.

No es fortuito.

Es seguro.


Me dices

cosas que escuchan mis otras cosas que no son yo;

mi mutismo, mi miedo, mis huesos congelados.


Hablas.

No son tonterías.

Aunque mi dolor les niegue su verdad inmediata.


Has dicho

que si no escribieras

no escucharía la acuosidad de tu sonrisa en mis oídos,

tu esperanza sin nombrarla como arquetipo.


Lo has dicho;

escribir algún día alcanzará a mis otras palabras

aquellas que no fueron del todo mías.


Ahora estoy segura.

Solo lo había dejado tartamudo,

el poema,

cabizbajo y vagabundo.


Elena Conchello.

domingo, 15 de mayo de 2011

Sueño XXIX

Una fuerte pasión no se ampara bajo inútiles quejas
en flácidas respuestas.

Una fuerte pasión es contener los aullidos del salvaje
sin que el corazón se rompa,
es llorar si es preciso,
frente al secreto que llevan los pájaros a las nubes.

Es reconocer, sí, lo siento, soy ignorante, mortal,
y no puedo sola el presente.

Es determinar hasta cuando serás una carga
como pasado o experiencia.

Es no ceder a la animalidad
y el absurdo espionaje al que nos sometemos.

Es dejar de pensar que sería mejor,
es nacer en la sed del sediento, en la crecida del río
en la próxima decisión que nuestra vida tome.


Elena Conchello.

lunes, 25 de abril de 2011

Sueño XXVIII

Afortunadamente ni ego

Nunca acepté los confines de la tierra en la sangre enterrada
nunca los errores mortales de la locuaz e irreverente política y su gesta.
Reto a un enjambre de polifónicas mentiras
me tragan en la opinión, y se rebelan, melifluas, abaratadas.
Peleo, sí,
con la tiranía de los dientes en una media luna insobornable en mi cara.
Peleo, sí,
en la inmediatez de la herida y su poso vencido de agotamiento.
Sin contagio no habrá con que echar de comer a los ojos de la historia
contagio es nuestra senda, mujer inacabada.

sábado, 12 de marzo de 2011

Sueño XXVII



Hoy quiero vivir en el borde de una sonrisa
en el capítulo donde los finales se suspenden
como gota, como aire, como incendio que inunda las pausas.

Aquí donde mis caras se enfrentan a una cara,
a un margen proyectado fuera de mi misma,
en un proscenio que nada otorgue.

Aquí, en el retrato cabizbajo de la máscara
y el impulso a escapar de la certeza,
aquí en tus labios,
aquí donde mi piel es refugio de fantasmas,
en la reflexión necesaria cuando crecemos
y de nosotros, uno se despide.


Hoy quise crecer y al fin, escribió mi mano.


Elena Conchello.

sábado, 15 de enero de 2011

Sueño XXVI


Donde a veces es necesario perder al silencio,
cuando la luz inicia su ensoñación al oscuro
y los árboles quedan indefensos
ante las hojas vencidas.
Cada vez más sonido
que nadie quiere escuchar
sin transformarlo en mensaje.

En la libertad del lenguaje y sus cadenas
reconozco el sueño de la conquista bajo palabra
y su verdad llena de acertijos ,
construyendo en un cuerpo a cuerpo al poeta.


Elena Conchello.