miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sueño IV

El vendaje era preciso para escribir con violencia
y no derramar ninguna transparencia en lo dicho,
era preciso construir una cárcel,
donde no se escucharan las cadenas
a través del eco de las puertas.
El vendaje me fue revelado en la incursión poética,
en su amalgama de bocas sedientas y el vaso a su alcance lleno.
El vendaje se repetía en torno a mí y sin mi presencia,
estaba en todo lo dicho, sin que quedara inscrito en mis huesos
ni ninguno de mis sueños.
El vendaje fue preciso como herramienta quirúrgica,
como bozal anestésico,
para calcular mi caída y asimilar
lo dicho, lo imposible, lo insoñado.


Elena Conchello.

4 comentarios:

  1. Complejo poema, muy personal. Hay veces que uno necesita de un vendaje, un caparzón, una armadura en la que refugiarse, en la que protegerse, en la que buscarse a uno mismo sin olvidar nunca la tierra que pisamos día a día, el mundo que necesita de nuestros esfuerzos.
    En fin, tus poemas siempre me hacen reflexionar. Me gusta su blog. Un abrazo compañera.
    Nos leemos.

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  2. Cuanta elaboración hay en tu poema, me he quedado releyéndolo mucho, me gusta.
    Hay mucha fuerza en las metáforas... "amalgama de bocas sedientas y el vaso a su alcance lleno"... maravilloso.
    Me quedo.

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  3. Dejé huella también en tus otros "Sueños".
    Volveré

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  4. Muy agradecida por tu paso en estas tierras, navegante del alma, por aquí siempre será bien recibido, voy a la busca de tu nave, un abrazo y gracias por tus comentarios, un abrazo.

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