La vida se vengaba de mí.
Y la venganza consistía sólo en regresar.Nada más.
Clarice Lispector
Hablas, me hablas.
No es fortuito.
Es seguro.
Me dices
cosas que escuchan mis otras cosas que no son yo;
mi mutismo, mi miedo, mis huesos congelados.
Hablas.
No son tonterías.
Aunque mi dolor les niegue su verdad inmediata.
Has dicho
que si no escribieras
no escucharía la acuosidad de tu sonrisa en mis oídos,
tu esperanza sin nombrarla como arquetipo.
Lo has dicho;
escribir algún día alcanzará a mis otras palabras
aquellas que no fueron del todo mías.
Ahora estoy segura.
Solo lo había dejado tartamudo,
el poema,
cabizbajo y vagabundo.
Elena Conchello.
viernes, 8 de julio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Un gustazo leerte de nuevo. Inquietantes, dubitativos, hermosos, tus sueños.
ResponderEliminarGracias amiga, de vuelta a la senda de las palabras, mejor acompañada contigo...
ResponderEliminarBesos, hasta muy prontito.
Enhorabuena por tu vuelta y tu poema. Un cariñoso abrazo.
ResponderEliminarHola Mateo,agradecida por tu lectura.
ResponderEliminarUn abrazo y hasta pronto.