Atravieso esta cáscara de humo
con pies de espuma y mejillas encendidas.
¿Cuántos abriles he tomado la decisión de callar
frente al desprendimiento del cerezo?
Y hoy estoy, atreviéndome a dejar
que todo lo que nombro
realice lentamente su cometido,
y corone la noche con su seducción hablada.
Si me niego a hablar, asumo la ceguera
de todas las lenguas vivas en mi garganta
y me escribo de renglones sin vida,
y vendajes cubiertos de lágrimas.
¿Cuánta luz necesitamos para borrar nuestro cuerpo?
Mírame, no me juzgues,
nada le pertenece al hombre, nada,
excepto aquello que arrebata al cobarde que tiene consigo,
más allá de si, en todos los casos, siempre muere solo.
Agonizo sobre el animal que llevo en mi espalda,
en la descomunal violencia de su aullido.
Agonizo para adentro, hacía afuera,
apoyándome en las paredes teñidas de amenazantes bestias.
Cuánto dolor nace del que no habla.
Elena Conchello.
lunes, 19 de abril de 2010
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cuanta luz es necesaria para iluminar un cuerpo que no es el propio, aunque se construye con las luces de las miradas impropias.
ResponderEliminarsaludos de este falsario.
www.falsario.org
Realmente precioso. El verso final borda el poema, felicidades y es un placer, de veras, pasar por aquí.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso.
Vestida con un traje tejido con besos
ResponderEliminarDelirantes besos, besos Delincuentes,
Se muestra entre los desgarros producidos
Por las caricias de la Bestia.
Mujer que solloza lágrimas de miel y canela
Que suspira palabras que se arrastran por
Sentidos extranjeros
Placeres extraviados
Te añoraba cuando no te conocía.
Nacarado cuerpo a punto
ResponderEliminarde emprender su frágil libertad,
a punto de encoger el universo
en mi ombligo habitado de trémulas sábanas.
Deshacer el mar quisiera sobre el escritorio
inventar la suspensión
del peso de la caricia sin ningún significado,
sellar el armisticio de los grandes conceptos,
romper los absolutos.
Si tú estás
no huyas, encuéntrame, como hambre pasajera
de aquello que se posa y desaparece después.
José Antonio, gracias por encontrarte conmigo y tenderte en la lectura, tu casa, también es un hermoso paisaje de poesía.
ResponderEliminarHasta pronto,un beso.
Falsario, la luz es de quién nos mira, somos lo que dice, la mirada de los otros, la arquitectura sobre el futuro.
ResponderEliminarUn beso, gracias por expresarte.
Te voy leyendo.
ResponderEliminarEste me ha gustado mucho.
Abrazos.
Gio.
Necesitamos toda la luz para borrar nuestro cuerpo pero el se toma venganza y se resiste...Un gran abrazo.
ResponderEliminarBorrar el cuerpo, para tatuarlo de palabras, caricias y versos.
ResponderEliminarGracias por tu llegada a este poema.
Un beso, Mateo.
Hola Gio, bienvenido, espero sigas disfrutando de la poesía en este rincón, agradecido por tu presencia.
ResponderEliminarUn abrazo.