sábado, 10 de abril de 2010
Sueño XVII
Amo la posición del pie donde recorre el camino,
porque humana es la voz
en cualquier combinación del lenguaje,
amo al hombre que no se esconde en la huella.
He cumplido mi palabra
te he dado, paz, reposo, agua.
No he confundido el misterio,
con el sortilegio que te nombra
y te halla estático en la ausencia.
Ahora,
disipado este sentimentalismo
cumplida mi palabra,
me pruebo por encima de este argumento.
No necesito razones,
pues las razones son como ejércitos perdidos
frente a lo que uno sabe, no podrá conquistar.
Tú libertad y la mía, no necesitaron de estrategias
perdimos tantas veces, amor,
que nos transformamos en un diálogo sin herida.
Elena Conchello.
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Espero que algún día estos sueños se recojan en un libro. Hay pocas cosas de este nivel en los blogs: sobriedad, sinceridad, lucidez, belleza y por encima de cierto tono triste una equilibrada esperanza en la vida y la palabra. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen poema, el cierre me ha gustado mucho.
ResponderEliminarHa sido un auténtico placer su lectura.
Un fuerte abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarOla Elena,
ResponderEliminarBelissimo texto!!!
Muitas vezes nos deparamos frente a frente com o dilema,Amor e liberdade!!
Bom domingo
atenciosamente
Paulo
La última gota de sudor que viajó
ResponderEliminarDespués de la febril batalla del amor
Alcanza perezosa su destino en
La cuenca salada de tu ombligo.
Escondo una juguetona frambuesa
En el cuerpo todavía palpitante.
Mis labios la cortejan, extraen su sabor
Compiten con la lengua
Para devorar continente y contenido.
Es el reino denso de la piel
Todos somos Ignorantes
Sabios Hermanos,
Dulces tiranos
Pero en él todos somos reyes.
Sin duda,
Reyes de la más frágil y delicada
Locura.
Estás aquí, insoluble en mi taza
ResponderEliminarresistiéndote a entrar en mi casa
formando hélices con tu aliento
en las ventanas,
sin capacidad de ser devuelto con vida
en mi escritorio.
Has llegado, y ahora,
¿qué puedo entregarte?
¿qué pueden mis voces procurarte
donde creo sigues estando
aunque te hayas ido?
¿Qué reino puedo darte
si mis fuerzas son inútiles,
si la ceguera me desangra
los ojos con vacilaciones,
y se enfrenta al misterio
de lo que detrás de las cortinas se mueve?
Bienvenida ignorante dulzura.
Querido Bondearte, libertad sin amor, amor sin libertad, es la compleja articulación del humano, permitirnos desear y dejarnos ser deseados.
ResponderEliminarIncógnitas que la poesía esclarece.
Un abrazo, amigo.
Agradecida por tus palabras José Antonio, tu lectura me produce en este trabajo, lugar donde soñar y ser, son la misma cosa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Compañero Mateo, creo en la palabra, creo en la capacidad de transformarnos en ella y para ella, y abandonarnos en su dúctil figura.
ResponderEliminarTu compañía aquí, es precisa y te busca.
Gracias, el libro se va haciendo de personas como tú, imprescindibles lectores, dibujantes de rutas inexploradas.
Hasta próximos sueños, un beso.
"pues las razones son como ejércitos perdidos
ResponderEliminarfrente a lo que uno sabe, no podrá conquistar"
como una cicatriz,
pero no en el poema
-en el ojo que lee-
la otra mirada del perro andaluz.
un beso.
Querido Andrés, con o sin cicatrices, el ojo que escribe, cose y olvida, sueña y muere,
ResponderEliminarcada vez y en cada poema, en este, tu beso hoy lo acompaña, gracias amigo.